Informe revela que las caleñas emprenden más

Mientras una mujer caleña atiende su negocio, también cuida a sus hijos, prepara el almuerzo y se encarga del hogar. En promedio, ellas trabajan el doble en tareas de cuidado que los hombres, ganan menos y tienen menos oportunidades en el mercado de trabajo formal. Aun así, el 26,5% de las caleñas ha optado por crear su propio negocio como una alternativa de sustento, a pesar de los enormes desafíos: el 47% de ellas gana entre un salario mínimo y menos de dos, y el 55% tuvo que iniciar su emprendimiento con ahorros propios.

Un análisis del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, la Fundación WWB Colombia y el programa Cali Cómo Vamos revela que la desigualdad sigue presente en el camino laboral de las mujeres caleñas. Aunque trabajan jornadas similares a los hombres, sus negocios generan menos ingresos. Además, el 49,2% de las trabajadoras está en la informalidad, lo que limita su acceso a seguridad social y pensión.

“Las mujeres emprendedoras tienen menos tiempo para sus emprendimientos y esto se debe a la sobrecarga de trabajos de cuidado que tienen en sus hogares. Muchos emprendimientos funcionan en el hogar porque ellas buscan conciliar la vida laboral con la personal, pero esto no es tan sencillo. El hecho de que el emprendimiento funcione en casa hace que las mujeres tengan menos conexiones comerciales y menos aliados a la hora de vender sus productos. La digitalización ha servido, pero no es suficiente. También encontramos que no logran acceder a recursos del sistema financiero; todo esto confluye para que las mujeres emprendedoras se enfrenten a más barreras”, afirmó Soraya Husain, directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia.

El empleo formal sigue siendo una meta lejana para muchas mujeres caleñas. Según el análisis del mercado laboral de mujeres realizado por Cali Cómo Vamos con datos del DANE, mientras que 75 de cada 100 hombres participaron en el mercado laboral durante 2024, 56 de cada 100 mujeres lo hacen. La tasa de ocupación femenina fue 18,1 puntos porcentuales menor que la de los hombres, y la tasa de desempleo fue más alta para ellas (11,8% frente a 10,2%).

El panorama fue aún más crítico para las mujeres jóvenes y afrocolombianas. La tasa de desempleo para las mujeres entre 18 y 28 años fue 18,4%, y para las mujeres afrocolombianas llegó al 16%, lo que evidencia barreras adicionales de acceso al trabajo en algunos grupos poblacionales.

*Los datos de mercado laboral de Cali y Yumbo visibilizan que las brechas por género en favor de los hombres tanto en la tasa de participación, como en la tasa de ocupación fueron similares a las de 2023. Si nos centramos en las mujeres desde un enfoque interseccional encontramos que entre ellas la situación también fue diversa.  Por ejemplo; las mujeres migrantes venezolanas, aunque tuvieron una tasa de ocupación 12 puntos porcentuales más alta que el resultado general de las mujeres, este mismo grupo poblacional tuvo el promedio salarial más bajo frente a los otros grupos poblacionales. Otro caso es el de la tasa de desempleo, donde en las mujeres afrocolombianas y jóvenes fue mayor a otros grupos poblacionales. Así, las estrategias para fomentar el empleo no solo deben estar vinculadas al acceso al empleo femenino, sino a la calidad del empleo, y a las oportunidades que desde ahí ellas puedan acceder”, indicó Alejandro López, director del programa Cali Cómo Vamos.

Aunque emprender es una opción para muchas mujeres en Cali, la desigualdad también se refleja en los ingresos. Un estudio de la Fundación WWB Colombia y del proyecto Digna, Trabajo y Género encontró que, si bien las mujeres y los hombres destinan tiempos similares a sus negocios, las mujeres obtienen en promedio un 30,7% menos.

Las razones son múltiples: menor acceso a crédito, redes de contacto limitadas y una mayor carga de trabajo doméstico no remunerado. En promedio, las mujeres caleñas dedican 31,9 puntos a labores de cuidado frente a 15,2 de los hombres, lo que restringe su tiempo y capacidad de crecimiento empresarial.

“El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado corresponde a todo el cuidado que históricamente las mujeres han hecho para sostener la vida en el planeta Tierra. Puede ser el cuidado directo, por ejemplo, alimentar a alguien, bañarlo, cuidarlo, o el trabajo indirecto de limpiar la casa, entre otras actividades. También es el trabajo que se hace por fuera del hogar de manera comunitaria y que sostiene la vida de las comunidades. Es muy importante que empecemos a reconocer todo este trabajo, que además no es pago ni valorado por la sociedad como un trabajo, que es valioso y que sostiene la vida”, indicó Natalia Escobar, directora de proyectos del Observatorio para la Equidad de las Mujeres y docente de la Universidad Icesi.

A pesar de estos retos, las mujeres caleñas siguen apostando por el trabajo y el emprendimiento. Un 39% considera que en Cali es posible emprender con éxito, un dato similar al de los hombres (37%), lo que demuestra que, con las herramientas adecuadas, su impacto económico podría ser aún mayor.

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