Claudia inicia su día a las 4:30 a.m. A esta hora empieza a preparar los alimentos que sus hijos y su esposo comerán unas horas después y llevarán al colegio o al trabajo. A las 5:30 a.m., cuando despierta a los más pequeños, empieza otra carrera contrarreloj que disminuye un poco tras dejarlos en el colegio. El resto de la mañana la dedica a limpiar la casa y a lavar ropa, pues a mediodía debe recoger a sus hijos y dedicarse con ellos a las tareas escolares, antes de darles la comida y llevarlos a la cama.
“Cuando menos pienso, ya se está acabando el día y no he tenido ni un solo momento para descansar o hacer otras cosas. Mi esposo sale de trabajar a las 5:00 p.m., a veces me ayuda con las tareas de los niños, aunque casi siempre llega muy cansado y se queda viendo televisión”, cuenta la mujer, que vive en el barrio Junín, centro de Cali. Claudia tiene 35 años y es profesional en Administración de Empresas. “Trabajé hasta que mi segundo hijo cumplió dos años. Ahí caí en un recorte de personal y no me volví a emplear porque quise dedicarme a los niños”.
La historia de Claudia es una escena repetida en la vida de muchas mujeres que son madres. Según una encuesta del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, que tuvo como muestra a 400 mujeres mayores de 18 años en distintas zonas de Cali de las cuales 319 son madres, el 58% de ellas no tienen un trabajo remunerado, aunque dediquen gran parte de sus días a los trabajos de cuidado del hogar, como preparar los alimentos, limpiar la casa, cuidar a los hijos, encargarse de las mascotas, entre otras.
Si esta cifra se desagrega por cantidad de hijos, la situación se agudiza: el 83% de las que tienen más de tres hijos no cuentan con un trabajo por el cual reciban un pago. “Muchas de estas mujeres deciden emprender, pero lo que encontramos en nuestro estudio es que emprenden en sus casas y tienen unas enormes dificultades para que sus negocios crezcan”, afirmó Natalia Escobar, investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres.
Con relación a lo anterior, la investigación reveló que el 56% de las madres que tienen un negocio propio lo ubican en sus hogares para conciliar el trabajo productivo con las labores del cuidado. Esto significa que mientras atienden sus negocios, cuidan a los hijos, hacen la comida, lavan la ropa y adelantan las otras labores del hogar.
El estudio también mostró que dos de cada 10 madres en Cali no cuentan con una lavadora en su hogar, lo que complica las labores de cuidado al limitar la facilidad de lavar la ropa. Adicionalmente, el 17% tiene hijos menores de cinco años, un rango de edad que requiere la mayor dedicación en los cuidados.
Por otra parte, varias de las encuestadas aseguraron dedicar entre cuatro y ocho horas diarias a las labores de cuidado no remuneradas, y cerca del 80% afirmó que no dedica ningún momento del día a labores de recreación o autocuidado como leer, hacer algún deporte o hablar con amigas, cifra que duplica la de aquellas mujeres que expresaron no tener hijos.
A la poca autonomía económica por falta de acceso al mercado laboral y las altas cargas de cuidado se le suma la inseguridad alimentaria: de las mujeres encuestadas, el 44% de las madres expresó haber sentido temor por el hecho de que los alimentos se acabaran en el hogar y no tener dinero para comprarlos. Por su parte, este temor fue del 25% en las mujeres sin hijos.
“Necesitamos una corresponsabilidad mayor en los cuidados, es decir, que se redistribuyan las cargas de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado entre todas y todos. También necesitamos políticas públicas que corresponsabilicen al Estado en estas tareas. Cuando en un hogar se está criando un hijo o una hija, se está formando un ciudadano para el futuro. Por eso, el cuidado debería ser un asunto de todos y no solo de las madres”, puntualizó Escobar.
En el Valle del Cauca y Cali, por ejemplo, la Gobernación y la Alcaldía han avanzado en la construcción de sistemas de cuidado, en sintonía con el proyecto nacional. Estos espacios ayudarán a las madres y, en general, a todas las mujeres con altas cargas de cuidado para que puedan tener algún tiempo libre que ocupen estudiando, trabajando, descansando o fortaleciendo alguna de sus autonomías.
